Los inconvenientes del triunfalismo

Cuando clames, que te libren tus ídolos; pero a todos ellos llevará el viento, un soplo los arrebatará; mas el que en mí confía tendrá la tierra por heredad, y poseerá mi santo monte.
Isaías 57:13

La convalencencia del héroe de la Hermosa Provincia
Guadalajara Jalisco Agosto 9 de 2011

Un secreto a voces

Los miles de miembros lo callan. Los medios institucionales de comunicación transmiten como máquinas de impresión rápida, loas y hossanas del líder del samuelismo mexicano Samuel Joaquín Flores. Por toda la colonia Hermosa Provincia y las sub-sedes de esta asociación religiosa el suceso más importante de hoy no es la bienvenida, es un secreto a voces.

Desde el día 1º de Agosto, los miembros de La Luz del Mundo (LLDM) que pudieron seguir la transmisión del inicio del año “espiritual samuelita” se preguntaron insistentemente por qué no pudieron observar de “cerca” la imagen del “siervo del Señor”, ya que todas las tomas de cámara se remitieron únicamente a tomar de lejos al líder internacional de la secta.

Cuando viene la soberbia, viene también la deshonra; Mas con los humildes está la sabiduría.
Proverbios 11:2

Acciones sospechosas

Esta mañana se hizo evidente. Desde días anteriores se hizo el comunicado oficial: los líderes políticos no serían invitados a la bienvenida a las delegaciones, (acto que desde hace años se había vuelto parte del protocolo luzmundano en dicho evento) argumentando que ésta bienvenida sería puramente “religiosa”. Aunque la razón era otra.

Contrario al mismo protocolo samuelita, el santo padre, “apóstol” de Hermosa Provincia no hizo su triunfal aparición saliendo desde su residencia de la calle Jericó, ni hizo su habitual recorrido a la “Casa Grande”, ni comenzó la lectura de las delegaciones internacionales. Correspondió a su hijo pastor Uzziel Joaquín iniciar la lectura desde los atrios del templo sede Internacional.

Más tarde, con la pregunta insistente de los samuelitas en sus corazones, el ministro José Saavedra continuó con la bienvenida a las delegaciones nacionales. Pero la pregunta de los fieles era la misma”¿dónde está el ‘siervo del señor’?”

En el interior, la situación era más evidente. El pasillo principal sin el exceso de adorno para que pasara por él el rey de los samuelitas. La pasarela brillaba por su ausencia, los grandes arcos ausentaban en la fiesta. Y las multitudes esperando la llegada del “aliento de sus narices”, “el ungido de dios”.

El rumor permanecía. Pero estos rumores no corren a voces ni rebasan el límite de velocidad acostumbrado de los chismes. Este rumor se pasa a discreción, como no queriendo decirlo y menos aceptarlo. Como los rumores de algún pastor caído o de un miembro famoso que ha desertado.

Así también vosotros por fuera, a la verdad, os mostráis justos a los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía e iniquidad.
Mateo 23:28

Cambio de protocolo

Repentinamente, mientras la iglesia de espaldas al altar esperaba la llegada ansiosamente de su mesías, Samuel Joaquín salió por la parte posterior del área ministerial del inmenso templo. Y con su acostumbrada voz saludó a la Iglesia, quien inmediatamente cayó en el éxtasis que le sobrecoge al ver la imagen de su líder y guía espiritual.

¿Porqué Samuel no invitó esta vez a los políticos locales y nacionales a Hermosa Provincia para que fueran testigos de las supuestas fraternidad y unidad ‘cristianas’ logradas a través de su evangelio? ¿porqué no hizo su acostumbrado derroche de poder delante de eminentes invitados?.

La razón estaba a la vista. Y todos los samuelitas de Guadalajara y zona conurbada invitados a la oración del día 1º lo sabían. Pero esas noticias no se transmiten con velocidad cuando involucran al objeto de culto, y menos, cuando el objeto de culto siempre ha sido presentado como símbolo de fuerza, fortaleza y como sinónimo de bendición celeste.

Samuel Joaquín, el orgulloso “Doctor”, “Patriarca”, “Apóstol”, líder, guía, el que puede “abrir mares y detener terremotos”, el “sanador de sanadores”, “médico de médicos”, “más fuerte y poderoso que los profetas y todos los apóstoles”, se presentó a su pueblo tratando por todos los medios posibles de no ser visto más que lo necesario. ¿La razón? un aspecto enfermo, una salud deteriorada y la falta de pelo ocasionada por los tratamientos de una enfermedad con mucho anunciada y en sus efectos, ocultada.

Encorvado, sin pelo, visiblemente demacrado y envejecido, Samuel Joaquín dirigió su homilía-informe con el tema nada evangélico de la calzada que hoy lleva su nombre. Interpolando esporádicamente frases de alegría por ver a sus fieles reunidos en la Hermosa Provincia, y cuyo fin, fue resaltar la grandeza alcanzada desde tiempos de Eusebio “a” Aarón Joaquín hasta nuestros días, mostrando como ejemplo, el poder para lograr cambiar de nombre a una calle, y al mismo tiempo, cumplir los deseos de dos “apóstoles” mediante el poder político y humano de magnitud inmedible que posee hoy la secta.

Tu arrogancia te engañó, y la soberbia de tu corazón. Tú que habitas en cavernas de peñas, que tienes la altura del monte, aunque alces como águila tu nido, de allí te haré descender, dice Jehová.
Jeremías 49:16

Reacciones en los sectores

Más tarde y aún esta noche, el tema es el mismo. Pero en silencio.
Pequeñas murmuraciones dan paso al silencio. No hay mucho que compartir, no hay mucho que comentar. Y es más, no se quiere. Hay respuestas que hay que acallar, voces que hay que ahogar. Todos se pasean por las calles, mientras los aparatos de publicidad institucionales hablan de su “apóstol” con las siguientes frases: “Lo vimos lleno de fuerza”, “lleno de gallardía”, “rebosante de de fortaleza”. “Vimos su rostro lleno de amor”, “con la salud impresionante que tiene alguien bendecido por Dios”, “vimos su estela de bendición”,- o palabras grandilocuentes como: “vimos su magnificencia”, “su majestad”, “él lo llena todo, por él estamos aquí, vimos como su voz tan potente nos llegó al corazón, como se guarda para nosotros”.

Otros, menos positivos comentaban en voz baja: “él está cargando nuestros pecados”, “se acerca el fin”, “hay que estar preparados”, “algunos ya se están preparando como lobos, como hienas”, “hay que estar firmes”, “debemos perdonarnos porque a él todo lo que nosotros hacemos le afecta”.

No menos importantes, los ministros que esperan la partida del apóstol. Pensativos balbuceando un amén a las frases de Samuel, levantando sus manos pesadas como si en ellas pudieran llevar el tiro de gracia. Pensando quién sabe qué para sus adentros, pensamientos que giran en torno al después y a los cómos. Uno por cada doce, o quizá 11. ¿Quién lo podría saber?

Pero una inmensa multitud concentrando su energía en el líder.

Un líder que cuida su imagen. Un “apóstol” que no desea verse fotografiado en su estado convaleciente. Un “siervo de dios” que no acepta una enfermedad por no demeritar sus logros, su “ungimiento”, su “apostolado”.

Las acciones de un apóstol que no es apóstol

Un hombre superior a Moisés que trata de evitar que sepan los medios que no entrará a la tierra prometida, un Aarón que finge vacaciones para disimular su lepra o ¿más bien un moderno Saúl queriendo quedar bien con la audiencia?. Mejor aún, un nuevo cristo superior al Cristo atravesando los pasillos subterráneos de la colonia para no ser visto, para no ser compadecido por los enemigos, para no ser burla de los contrarios. Un staff completamente adiestrado para evitar a toda costa las fotografías, las imágenes, para alejar a la prensa. Para evitar las tomas para la televisión de cerca, el expresivo close-up.

Un apóstol moderno que no sufre una cárcel, un cristo que no es Cristo y que cuya vida y misión no acepta el oprobio público de una cruz por vergüenza, por falta de pelo, de maquillaje. Producto, necesidad y exigencia de un ideal de mercadotecnia religiosa. Muchas razones pero ninguna cristiana.

¿Qué hubiera hecho un apóstol bíblico? ¿qué habría hecho el Cristo?

Difícil imaginar a un Pablo escondiéndose de su aguijón, disimulando su triste aspecto, avergonzándose, poniéndolo por encima de su misión, su espiritualidad y del poder del Espírtu en él. Un apóstol verdadero comprometido con su fé y no con las cámaras, con el qué dirán, con el glamour y el modelaje.

Más difícil a un Cristo que no llegara a la cruz porque tenía abogados que lo impidieran, que demandaran a los difamadores de su misión. Un Cristo que organizara mitines callejeros en Jerusalén para limpiar su honor de aquellas calumnias de que era acusado.

¿Y qué piensan los samuelitas?

Los samuelitas tienen mucho por rogar, mucho por pedir, pero sobre todo mucho que aceptar. Su formación y educación ha sido a fundamentar su fe en la roca que es Samuel, en el paternalismo que él simboliza y la vida indispensable que significa para ellos. Sin él, -según la concepción del samuelismo- la salvación de la humanidad corre un grande riesgo en no cumplirse. Porque la fe samuelita cree en un dios que está irremisiblemente limitado a la existencia de un hombre para llevar a cabo su plan universal de salvación.

Al terminar, Samuel Joaquín salió como entró dejando una estela de “bendición” en sus seguidores, expresada en llanto, gemidos indescifrables y éxtasis “espiritual”.

He aquí que esta fue la maldad de Sodoma tu hermana: soberbia, saciedad de pan, y abundancia de ociosidad tuvieron ella y sus hijas; y no fortaleció la mano del afligido y del menesteroso.
Ezequiel 16:49

Hoy es una noche larga para los samuelitas, quienes se la pasan proclamando la fortaleza de su líder, pero muy interiormente se preguntan: ¿qué seguirá?.

Para los cristianos del mundo, el asunto no tiene relevancia.
No se le puede pedir el comportamiento de un apóstol a quien no lo es.
¿O acaso se cosechan higos de los espinos?.