El vergonzoso fraude de un apostolado hereditario

Reproducimos a manera de entrada la más reciente carta del grupo denominado “Defensa de la Iglesia”.

La paz de Dios
A quienes todavía conservan el amor a la verdad:

Y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos. – 2 Tesalonicenses 2:10

Los integrantes de Defensa de la Iglesia ministros y miembros colaboradores, hemos recibido tanto amenazas como ofrecimientos para disfrutar de esta vana “nueva era”, pero nuestra dignidad y conciencia cristiana, nos obliga seguir denunciando esta impostura:

Un régimen de hechos consumados

De propios y ajenos es ya de sobra entendido y aceptado como un asunto de hechos consumados, el burdo fraude de una imposición dinástica en la iglesia que en el pasado se ostentaba como “Columna y Apoyo de la Verdad” devenida ahora en desfigurada secta mercantil, a causa de la bajeza moral de sus actuales dirigentes.
A la mayoría se le ha llegado a antojar previsible e incluso inevitable el abusivo teatro sucesorio, su manipulación emocional, fabulescas y artificiosas conversaciones divinas, inmoral usurpación y descarada imposición.

Mas con todo, afirmamos que nadie puede ignorar que la moral cristiana y aun la propia dignidad personal, en quienes la tienen, exigen el deber de rechazar la impostura; mayormente en el terreno espiritual conociendo la doctrina cristiana, para no aparecer juzgados anticipadamente como hijos de la mentira delante del justo tribunal.

El fraude vergonzoso de un apostolado hereditario

¿Tuvieron los apóstoles y fieles ministros de la iglesia cristiana SUCESORES en sus hijos? ¿Por qué no se menciona en la Biblia?

Seguramente todos los apóstoles eran casados, incluyendo Pedro (1 Corintios 9:5) Se entiende claramente que los apóstoles eran acompañados por sus esposas e hijos.
Incluso podemos razonar que Pablo era viudo, porque de lo contrario no podría haber sido miembro del sanedrín, donde dentro de los requisitos para formar parte de él estaba el ser casado (Hechos 26:10).

Entonces: ¿Por qué la Biblia no menciona la sucesión de ninguno de estos hijos de los grandes hombres de Dios en la iglesia cristiana?

Todos sabemos la respuesta, pues el apostolado o la dirección de la iglesia JAMÁS debe ser una herencia transmitida de padre a hijos, porque las gracias y dones de Dios no se transmiten consanguíneamente, sino que esa selección en la auténtica iglesia es EXCLUSIVA del Espíritu Santo. 1 Corintios 12:11

Resulta muy evidente que el ejemplo bíblico viene a ser un repudio contundente a esta “dinastía” que se ha levantado en la iglesia de hoy. Como la mala hierba cada vez se generalizada más la costumbre antibíblica que ha surgido en muchos “feudos”, (no solo en LLDM), donde “el poder y reinado” es heredado por los hijos, donde hasta las hijas son “ungidas” con ese importante poder económico.

Pero toda esta manipulación del poder y el liderazgo es una corrupción declarada en la iglesia que debería ser del Señor Jesucristo, y no de facto del señor fulano de tal como es la deshonesta realidad.
Ante esta criminal falta de espiritualidad el testimonio de la Sagrada Escritura afirma tajante que los líderes de la iglesia primitiva, no eran escogidos y ungidos por ser hijo de un apóstol o de algún ministro destacado dentro de la iglesia, sino que por Dios (2 Corintios 1:21). “Y el que nos confirma con vosotros en Cristo, y el que nos ungió, es Dios”, no un contubernio de ministros comparsas.

La ausencia de doctrina y el envanecimiento manifiesto

Escuchar, a quien se dice enviado directo de Dios, afirmar que las sagradas escrituras son basura malinterpretando aviesamente las palabras del apóstol Pablo; o sufrir ridículas pontificaciones para establecer una absurda e ignorante nueva “oración de adoración”; o aprobar testimonios de luces espiritistas de ultratumba que visitan al supra-apóstol; o hablar de un manto de elección tergiversando la historia bíblica, (la lista se alarga vergonzosamente)…

Manifiestamente la envanecida proclamación de una inaudita “Nueva Era”, atribuyéndose sumariamente todos los títulos conocidos, en un necio afán de rivalizar triste e hinchadamente con los desaparecidos apóstoles del postrer tiempo; es una clara muestra del extravío doctrinal y la ausencia de cualquier humildad en quien ha oscurecido años de trabajo doctrinal en tan breve tiempo.

La indignidad de unos ministros asalariados

No acertamos a sopesar que es más ruinoso; si el asalto espurio a la dirección de la iglesia por un envanecido princeso-heredero para ser rey, o la complicidad criminal de un cuerpo ministerial asalariado, calculador y títere, con un enorme desprecio cuando no ignorancia rematada de la doctrina cristiana, acomodaticios mercenarios de quien les asegure un vientre lleno y la apoltronada comodidad de una “parroquia” que usufructuar.

Salvo honrosas excepciones, hemos asistido perplejos a la reconversión de “venerables trabajadores en la obra del Señor”, en lacayos del mejor postor, y esto prueba sin ambages la ruina moral de esta pomposa y nada original “New Age”, (como anteriormente se dio en llamar a esta conocida corriente posmoderna). Hoy en una extravagante semejanza ¡todo vale para el ufano apóstol y su particular era de reciente cuño!

Hay algo que hacer ante esta ruina

Años de desvío doctrinal y tergiversación han desembocado en una enorme dificultad de maniobra, deambulando en un círculo vicioso de razonamientos infantiles y dirigidos. Y sin embargo el camino de la verdad es el más claro.

Ante quienes se han enseñoreado de lo que no les pertenece aprovechando su situación privilegiada y todos los recursos a su alcance, se yergue la sólida doctrina cristiana:

… Guarda, mediante el Espíritu Santo que habita en nosotros, el tesoro que te ha sido encomendado – 2 Timoteo 1:14-

Doctrinalmente es un error afirmar que Dios debe levantar un apóstol sucesor automáticamente

Timoteo y Tito fueron establecidos por Pablo para gobernar con toda autoridad las iglesias. Una iglesia “invisible”.

De hecho Timoteo y Tito recibieron la autoridad a través de la imposición de manos por parte del Apóstol, para llevar adelante el oficio que recibían:

Por lo cual te recuerdo que avives el fuego del don de Dios que hay en ti por la imposición de mis manos. Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio. – 2 Timoteo 1:6-9:13-14-

Santiago, el hermano del Señor

La figura que más resalta en este sentido, y con gran claridad, es Santiago quien aparece en la reunión de Jerusalén y en algunas cartas de Pablo no es uno de los Doce y está sin embargo a la cabeza de la comunidad de Jerusalén, visto por Pablo y los Doce en el gobierno de la iglesia, con toda autoridad, de tal modo que los fieles e incluso los mismo Apóstoles aceptan sus disposiciones.

Y (Pedro) haciéndoles señal con la mano para que guardaran silencio, les contó cómo el Señor lo había sacado de la cárcel. Y les dijo: Informad de estas cosas a Santiago y a los hermanos. Entonces salió, y se fue a otro lugar. -Hechos 12:17-

De notar aquí la importancia de Santiago en la dirección de la comunidad, y leemos sobre la reunión de Jerusalén:

Cuando terminaron de hablar, Santiago respondió, diciendo: Escuchadme, hermanos. Simón ha relatado cómo Dios al principio tuvo a bien tomar de entre los gentiles un pueblo para su nombre. Y con esto concuerdan las palabras de los profetas, tal como está escrito: DESPUÉS DE ESTO VOLVERÉ, Y REEDIFICARÉ EL TABERNÁCULO DE DAVID QUE HA CAÍDO. Y REEDIFICARÉ SUS RUINAS, Y LO LEVANTARÉ DE NUEVO, PARA QUE EL RESTO DE LOS HOMBRES BUSQUE AL SEÑOR, Y TODOS LOS GENTILES QUE SON LLAMADOS POR MI NOMBRE, DICE EL SEÑOR, QUE HACE SABER TODO ESTO DESDE TIEMPOS ANTIGUOS. Por tanto, yo juzgo que no molestemos a los que de entre los gentiles se convierten a Dios, sino que les escribamos que se abstengan de cosas contaminadas por los ídolos, de fornicación, de lo estrangulado y de sangre. -Hechos 15:13-20-

Vemos que esta intervención de Santiago es decisiva en la reunión de Jerusalén, y se trata nada menos que de decidir sobre lo que es necesario, y lo que no, para la salvación. ¡Qué autoridad la de este hombre, que no es un apóstol y que está a la cabeza de la Iglesia nada menos que en Jerusalén.

Se dice:” Pareció bien al Espíritu Santo y a nosotros…” (15,28). Ese “nosotros” no son sólo los apóstoles, sino también Santiago y los ancianos, que se habían reunido para deliberar sobre ese asunto (15:6). De modo que aun en la época apostólica, algunos hombres actuaban con autoridad sobre cuestiones de fe y de gobierno, cosa que, por supuesto, se continuaría con la desaparición de los Apóstoles, a medida que morían.

Nunca enseñaron los apóstoles que al desaparecer ellos se condenaría o acabaría la iglesia

Santiago y los demás ancianos TENÍAN AUTORIDAD, aunque no eran Apóstoles. Pablo dice que Santiago (este no es uno de los Apóstoles), junto a Pedro y Juan, eran considerados “columnas” de la Iglesia. (Gálatas 2:9)

Los presbíteros de la comunidad de Éfeso

Pablo en Mileto, poco antes de partir para Roma, de donde no volvería más (cosa que Pablo sabía -Hechos 20:25-), manda un mensaje a Éfeso para que vengan a verlo, no toda la comunidad de creyentes, sino “los ancianos de la Iglesia” (20:17).

Cuando vinieron a él, les dijo: Vosotros bien sabéis cómo he sido con vosotros todo el tiempo, desde el primer día que estuve en Asia, sirviendo al Señor con toda humildad, y con lágrimas y con pruebas que vinieron sobre mí por causa de las intrigas de los judíos; cómo no rehuí declarar a vosotros nada que fuera útil, y de enseñaros públicamente y de casa en casa, testificando solemnemente, tanto a judíos como a griegos, del arrepentimiento para con Dios y de la fe en nuestro Señor Jesucristo…

Y ahora, he aquí, yo sé que ninguno de vosotros, entre quienes anduve predicando el reino, volverá a ver mi rostro. Por tanto, os doy testimonio en este día de que soy inocente de la sangre de todos, pues no rehuí declarar a vosotros todo el propósito de Dios. Tened cuidado de vosotros y de toda la grey, en medio de la cual el Espíritu Santo os ha hecho obispos para pastorear la iglesia de Dios, la cual Él compró con su propia sangre. Sé que después de mi partida, vendrán lobos feroces entre vosotros que no perdonarán el rebaño, y que de entre vosotros mismos se levantarán algunos hablando cosas perversas para arrastrar a los discípulos tras ellos. Por tanto, estad alerta, recordando que por tres años, de noche y de día, no cesé de amonestar a cada uno con lágrimas. Ahora os encomiendo a Dios y a la palabra de su gracia, que es poderosa para edificaros y daros la herencia entre todos los santificados… – Hechos 20:18-38-

Esos ancianos habían oído de Pablo las cosas relacionadas al “propósito de Dios”, “durante tres años, de noche y de día” y “uno por uno” como también “públicamente”. Estas cosas permitirían a los ancianos distinguir la sana doctrina. Pablo les manda que “tengan un cuidado” de sí mismos y “de todo el rebaño” en el cual el Espíritu Santo “os estableció”…

En ninguna parte de la Escritura Jesús, los apóstoles o cualquier otro ministro del Nuevo Testamento, mencionó la idea de una “sucesión apostólica”.

Es más, ni siquiera Pedro es presentado como “supremo” sobre toda la iglesia. De hecho, el apóstol Pablo reprendió a Pedro cuando Pedro estaba guiando erróneamente a otros (Gálatas 2:11-14).
Pedro no era el “comandante” o la suprema autoridad sobre la iglesia, y los supuestos auto-proclamados apóstoles modernos mucho menos.

En ninguna parte del Nuevo Testamento hay algún registro de que los doce apóstoles pasaran su autoridad apostólica a sucesores. La iglesia necesita las enseñanzas de los apóstoles fielmente preservadas por hombres fieles. Y eso es exactamente lo que enseña Su Palabra (Efesios 1:13-23; Colosenses 1:5-8; 2 Timoteo 2:19; 4:3-8).

En consecuencia, ante estos atropellos solo nos resta permanecer fieles a lo aprendido por los apóstoles del postrer tiempo. Nos es indiferente una autoridad artificial que proseguirá explotando materialmente a la iglesia, pero que en lo espiritual nunca podrá tener injerencia real alguna.

Dios siempre guardó a los suyos y lo seguirá haciendo invariablemente hasta el fin.

POR LA DEFENSA DE NUESTRA IGLESIA
¡CONFIANDO EN DIOS Y EN SU MISERICORDIA!
CC. Dirección General, Consejo de Obispos, Pastores, y miles de hermanos ministros y miembros a nivel internacional, como acuse de recibo y confianza de ser escuchados.
Para cualquier comentario pueden dirigirse a: defensadelaiglesia@gmail.com